domingo, 7 de diciembre de 2008

DESPERTAR CON OTRA IMAGEN "TACUAREMBÓ VESTIDO DE FORD T"


Tacuarembó parece estar a comienzos del siglo pasado. Los Ford T han transformado la cotidianidad que se vive en el pueblo. En la calle ya no se comenta casi del partido de la roja y blanca ante Racing, de la vuelta del fútbol, sino que toda una población está quedando deslumbrada con la presencia del auto del siglo.

El viernes a la noche, Eduardo Custodio junto a sus dos hijas cortaron la cinta inaugurando el primer museo del Ford T en Latinoamérica. Más de 60 vehículos se han acercado a Tacuarembó, provenientes las mayorías de Uruguay y Argentina. Muchos fanáticos felicitaron a Custodio por la iniciativa, tan fanáticos que muchos de ellos pasean por la ciudad con vestimenta de la época.

Si el "Mago" estuviera vivo hubiese creado al instante un tango con referencia al evento. Tacuarembó con la semana gardeliana está tratando de demostrar al mundo la nacionalidad oriental de Gardel, sostuvo el Director de Cultura de la intendencia, Carlos Arezo durante la inauguración del museo.

Los vehículos brillan, están inmaculados, de todos los años, de varios colores, limusinas, tractores, autos funerarios, camiones, toda clase de Ford T están presentes en el museo y en las calles de Tacuarembó.

Recién el domingo por primera vez la población tacuaremboense pudo acercarse gratuitamente a ingresar al museo más importante de América Latina para muchos de los fanáticos provenientes de Argentina.

Durante la mañana del sábado una caravana de más de 60 Ford T se dirigió rumbo a Valle Edén. Allí los visitantes se interiorizaron del museo a Carlos Gardel, los documentos históricos existentes allí y el estupendo paisaje natural de uno de los puntos turísticos históricos más importantes del país. En el atardecer, los fanáticos entretuvieron al público presente con pruebas de manejo en el centro de la ciudad, brindando un panorama que mostraba en el asfalto al Uruguay de principios de siglo, de la época en la cual el “Mago” deleitaba a los porteños. El público presente corrió despavoridamente a lo ancho de las plazas para observar la caravana que tal vez por única vez podrán observar, Tacuarembó vivió por momentos casi el sentir de lo que el Tacuarembó de antaño. (Foto: Raúl Alonso - Articulo: José Esteves).

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